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Hoy os contamos la interesante historia de un objeto que ya en nuestros días supone un electrodoméstico muy cotidiano: el secador de pelo.
Nos proponemos realizar un acercamiento que nos ayude a entender su evolución desde el punto de vista del diseño de producto para así establecer un punto de reflexión bajo esa óptica. Por eso vuestros comentarios, como en cualquier otro tipo de post, son bienvenidos.

Thermicon primer secador de pelo

El objeto previo a lo que conocemos como secador data de finales del siglo XIX. Como podéis observar en la foto, se trata de una pieza fabricada en gres esmaltado y mango de madera, que se rellenaba de agua hirviendo y se pasaba por el cabello húmedo para aplicarle calor e ir secándolo poco a poco. Se llamaba “Thermicon” y fue fabricado por Hinck & Co hacia 1880. Para conocer el origen del secador como electrodoméstico debemos avanzar hasta el año 1890, cuando el francés Alexandre Godefoy entendió la utilidad del mecanismo que se usaba en las aspiradoras, inventadas años antes. Este aire, cuando pasaba por el robusto motor con el que estos aparatos iban equipados, salía por las ranuras de ventilación caliente. Lo que hizo entonces Godefoy fue invertir el mecanismo y obtener así una máquina que expulsase aire caliente.

secador de pelo de los años 30

Como nos podemos imaginar, estos primeros aparatos eran de unas dimensiones monstruosas. A pesar de ello, el invento se fue poco a poco implantando en muchos salones de belleza y durante los siguientes 30 años, no se produjo evolución significante.

Cabe mencionar a Gabriel Kazanjian, un inventor armeno-americano considerado como el inventor del secador de mano. Su patente data del 1911 en Estados Unidos de América. Como se puede observar en el dibujo, la electricidad calentaba un tubo por el que pasaba el aire que, manualmente, el usuario generaba con una pequeña palanca en el mango. ¡No dista formalmente mucho de los secadores que cualquiera de nosotros tenemos en casa! Pero electro-mecánicamente aún había que recorrer mucho camino.

Patente secador de peloY es que desde la invención de Godefoy hubo una obsesión por parte de la industria y de los inventores por reducir el tamaño de los secadores y que funcionasen por energía eléctrica, la energía de la Humanidad, el gran invento de la sociedad moderna. Fue en el 1921 cuando dos empresas de Racin (Wisconsin), la Racin Universal Motor Company y la Hamilton Beach sacaron al mercado los secadores “Race” y “Cyclone” respectivamente. Años antes, patentaron el diseño de la primera licuadora y el motor más pequeño con el que iba equipado este aparato fue introducido en el mecanismo del secador, permitiendo de este modo reducir su peso y el tamaño aunque este motor carecía aún de la potencia suficiente (100W). Estos grandes avances no provocaron el cese en las variaciones y las modificaciones sobre el diseño original de Godefoy y estas grandes máquinas se continuaron utilizando en salones de belleza, evolucionando hacia lo que luego conocimos como secadores de casco, reduciendo tiempos de secado y añadiéndoles funcionalidades extras como repisas para apoyar revistas o incluso altavoces para escuchar música mientras las (generalmente) clientas se secaban el pelo.

A partir de los modelos patentados por estas empresas de Racin, en las décadas venideras se introducirían funcionalidades tan innovadoras como la de poder regular la temperatura y la velocidad del aire. A destacar es el diseño patentado por la empresa Sears-Roebuck en 1951, un secador de mano conectado a una funda de plástico que se colocaba en la cabeza. Su precio de comercialización fue de 12.95$.

mujer secándose el pelo

Portrait of a young woman using hair dryer

El secador de pelo alcanzaba poco a poco cotas de popularidad, presente en salones de belleza y conquistando paulatinamente muchos hogares. Sin embargo, su público era mayoritariamente femenino y la industria de entonces gobernada por el machismo, por lo que nunca se consideró que este aparato fuese un producto comercial. No fue pues hasta finales de los ’60 y la década de los ’70 cuando el secador de pelo alcanzó la popularidad que se le reconoce hoy en día. ¿La razón? Las modas imponían a los hombres llevar el pelo más largo, y éste fragmento de público empezó a usarlo, haciendo reaccionar de inmediato a la industria.

A partir de entonces, miles de modelos invadieron el mercado, con mejoras ergonómicas, más potencia, con lineas formales “más masculinas”, o versiones plegables para viaje y así hasta nuestros días.

Se trata de un producto muy sencillo, expulsa aire previo calentamiento del mismo para secar el cabello, y este hecho nos hace reflexionar sobre su evolución. Si bien sus inicios fueron relativamente lentos (desde la invención de Godefoy a los modelos de mano de las empresas de Racin pasaron 30 años), la tecnología ha ido permitiendo acortar tiempos de secado, velocidades y cantidad de calor, tamaños y pesos: de los 100W de potencia y un kilo de peso de los primeros modelos a los 1500W – 2000W que se alcanzan en los modelos actuales. Con materiales de fabricación como los plásticos que sustituyeron a la madera, al metal y la baquelita se ha podido ofrecer a lo largo de las décadas un producto mucho más ligero.

La seguridad también ha sido un factor muy importante. Sobre cargas de tensión eléctrica o las temperaturas elevadas que provocaban quemaduras a los usuarios o incluso que los materiales se derritiesen, han sido solventadas. No en vano, en los años 70, la Consumer Products Safety Commission (CPSC) recomendó pautas de seguridad a los fabricantes para crear productos más seguros.

Formalmente, su diseño no ha variado excesivamente hasta nuestros días. Es nuestra opinión. El modelo “pistola” se ha impuesto desde los años ’20, por no mencionar el diseño de Kazanjian en 1911, hegemonía rota recientemente por Dyson gracias a la implementación de una tecnología más innovadora.

Mención especial sin duda merecen los diseños realizados por Dieter Rams para Braun en la década de los 70: los modelos 4425 y el Type HDL4.

 

¿Hacia qué dirección evolucionará el secador de pelo? (Trascendencia en estado puro)

Ahora toca reflexionar. Tenemos la historia con sus hitos. Vivimos en una era en la que la tecnología avanza exponencialmente más veloz que hace décadas y el estilo de vida es muy distinto al de entonces.

Y entonces nos preguntamos cómo podría ser el secador de pelo del futuro, cuáles serán sus siguientes pasos: ¿Más calor y velocidad de secado? ¿Mayor eficiencia en los motores? ¿Misma potencia pero más silencio? ¿Más ligereza? ¿Otra forma? ¿Con más funciones?

 

Join the discussion 5 Comments

  • Ana dice:

    Excelente reseña bueno saber la historia del secador, yo seguiré usando mi secador de karmin.

  • sasha smith dice:

    Madre mía como ha evolucionado el invento del secador de pelo, gracias por la reseña. seguiré usando mi secador de Karmin y a disfrutar de la innovación.

  • Labois dice:

    Una evolución de lo más curiosa! La historia del secador, aunque breve, ha estado marcada por nuevos retos, diseños y la innovación constante. Pese a la multitud de formas y tamaños que han aparecido, hoy sigue siendo un electrodoméstico imprescindible. Gracias por compartirlo 🙂

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